Disco 6: Rossini: Sonate a quattro - Members of the Orchestra of the Age of Enlightement - 1992 - HYPERION


Cada vez estoy más convencido de que hacer un libro de los “1001 discos de música clásica que hay que escuchar” es un ejercicio que se queda corto y comete varias injusticias. Es cierto, en ocasiones nos encontramos obras raras recién rescatadas del olvido que todavía requieren tiempo para ser difundidas y apreciadas por un público mayor. Pero a veces, en este tipo de ejercicios, encontramos elecciones individuales que pueden tener eco o no en otros oídos.

En la guía citada, por ejemplo, han decidido incluir 6 obras de William Walton, compositor al que dedicaría si acaso un par de entradas. Ocho obras de Szymanowski por tres de Martinu me parecen desbalanceadas. ¡Incluir una sola obra de Gounod, Dukas o Lalo es brutal! En cambio algunos conciertos menores para violín como los de Wieniawski y Vieuxtemps tienen cabida al igual que los terroncitos de azúcar que son las obras para violín de Kreisler. ¡Más kitch que eso habría que ver! La ausencia de los quintetos de Faure es simplemente petrificante. Pero en esta ocasión te pido escuchar las seis sonatas a cuatro de Gioachino Rossini. Estas obras deliciosas datan de 1804 cuando el maestro de Pesaro tenía 12 años. Por un tiempo estuvieron perdidas hasta que en 1954 se descubrieron en la librería del congreso en Washington. No conozco a nadie que haya escuchado estas obras y que no haya quedado deleitado por la invención melódica y buena vibra que despiden estas páginas. Francamente si se tiene un sentido del humor (aunque esté enclosetado) se pueden amar estas obras.

Existen versiones en disco que “inflan” un poco la música añadiendo cuerdas extras. La realidad es que son sonatas para dos violines, violonchelo y contrabajo. Este último representa la gran originalidad de estas obras que fueron escritas para Agostino Triossi amateur entusiasta de este instrumento. Mi versión favorita está interpretada en la versión original para cuatro instrumentos y participan miembros de la Orquesta de la Edad de la Ilustración con Elizabeth Wallfisch en el primer violín. Interpretan la obra con instrumentos y técnicas de interpretación antigua, escaso vibrato, cuerdas de tripa de animal, limpieza de fraseo sin portamentos. Los músicos interpretan las seis obras (estructuradas en tres movimientos cada una) con gran exuberancia, tiempos rápidos y más que suficiente italianitá. No te puedes perder la primera sonata en sol mayor con su moderato inicial traviesamente sincopado o la segunda sonata en la mayor y su andante que muestra cierta melancolía. La tempestad con la que termina la sexta sonata en re mayor nos recuerda que Rossini gustaba introducir este tipo de “interludios orquestales mojados” en sus óperas. Si eres alérgico a los instrumentos antiguos la versión de Neville Marriner con la ASMF en Decca es una versión elegante y romantizada utilizando una orquesta de cuerdas de dimensión pequeña.

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