Passione per L' Opera, recital del Oscar Martinez Vocal Studio

A veces olvidamos que uno de los ingredientes esenciales del arte operístico es la pasión por cantar. Al igual que el disfrute o emoción provocada por escuchar una ópera o un recital en escena debe de haber en el universo psicológico de cada cantante una secreta (o no tan secreta) pasión por cantar.

El martes 31 de marzo tuve la oportunidad de escuchar a un grupo de jóvenes cantantes que pertenecen al estudio vocal de Oscar Martínez, célebre barítono local cuyo talento lo ubica entre las mejores voces operísticas de nuestro medio. Es bien conocido el trabajo de Oscar en funciones de zarzuela, ópera o recital. Hay una faceta, sin embargo, que ha quedado ligeramente al margen de su enérgica actividad artística. Esta faceta es la de profesor. Entre los diversos artistas regiomontanos hay pocos ejemplos de un maestro que entienda y posea el rapport psicológico con sus alumnos así como la experiencia operística en escenarios nacionales y además una capacidad histriónica que algunos de sus conocidos colegas carecen. En cierta forma si uno busca opciones para desarrollar, disfrutar o probar el arte operístico Oscar Martínez es una de las mejores opciones de la ciudad.

Mi entrada no tiene que ver con cuestiones de publicidad barata. He tenido la oportunidad de trabajar con Oscar Martínez en algunos proyectos operísticos (además de trabajar en proyectos antagónicos) por lo que no tengo que disimular mi entusiasmo y verdadero aprecio por su trabajo y persona.

El grupo actual que conforma el estudio vocal de Oscar es variado en cuanto a posibilidades y aptitudes vocales pero todos poseen al menos una emoción por cantar que queda por encima de cualquier nervio escénico. Definitivamente cantar ópera es difícil y hay que reconocer el arrojo de algunas voces todavía un poco blancas. Creo que es importante este tipo de fogueo (es como la meta final de un periodo de trabajo) y si bien en algunos casos el interés operístico de los jóvenes artistas no será llevado a la consecución de una carrera, la oportunidad de sentir la fricción en escena y de tener la valentía de enfrentarse y conquistar a un público es una lección de vida invaluable. Finalmente la ópera necesita no solo artistas sino promotores, productores, cronistas, personas que la impulsemos desde otros ángulos. Muchos no tenemos los medios vocales pero ¿Quien nos quita el gusto de cantar?

De entre las voces creo que es importante destacar a Marcela Bovio quien definitivamente posee las tablas, preparación y prestación vocal que la ponen por encima de sus compañeros. Es patente su talento, belleza de línea y un fraseo más cuidado. Creo que guardó sus medios durante su recital pero todo con buen gusto. Me gustaría escucharla cantando más Mozart que Verdi a esta altura de su vida.

Juan Enrique Guzmán muestra una gran pasión escénica por comunicar lo que canta. Su voz de tenor lírico-ligero es utilizada con excelente intuición. Habrá que trabajar en agudos menos apretados y calados pero hay madera para un repertorio clásico – belcantista estilizado. Su mejor momento fue el dueto de Almaviva- Figaro que cantó al lado de Oscar. “Pourquoi me reveiller” debe ser pulida más a fondo en cuanto a la pronunciación del francés, fraseo y solvencia en los agudos.

José Garza es un barítono de tintes líricos que no escatimó en mostrar sus medios vocales, canto matizado, etc. Su romanza de la Favorita poseyó algunos tintes troveros-poperos en su fraseo pero la resolvió con aplomo. Su voz es bella y bien timbrada. Conocemos muy bien su trabajo como trovero así como artista de musical. La disciplina operística creo que beneficiará su carrera artística fuera del repertorio clásico.

Tanto Carolina González Flores como Alejandra Álvarez mostraron decisión y garbo al cantar repertorio tan demandante como Puccini y Donizetti. Sus familiares deben de estar orgullosos por el trabajo demostrado y porque con un trabajo comprometido podrán redondear las metas alcanzadas.

También pudimos escuchar algunas voces bonitas e interesantes entre el resto de los alumnos que cantaron al final una página de Luisa Fernanda de Moreno Torroba.

Las selecciones operísticas de la noche fueron sensiblemente realizadas por Oscar y presumiblemente sirvieron como fogueo vocal con números demandantes así como una forma de calar la respuesta de la voz frente a la fricción provocada por el monstruo de las 1000 cabezas. Me gustaría escuchar a varios de ellos cantando Mozart, Pergolesi, Purcell o alguna otra cosa de repertorio clásico.

Monica Belinda resultó ser una excelente acompañante, como es usual, en el viejo Steinway del Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales.

Oscar comentó la intención de montar una ópera con sus estudiantes a partir del 2010 como parte del trabajo a realizar dentro de su Vocal Studio. Entusiasta me sumo a su entusiasmo.

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