La Crisis Cultural en México



El término “crisis” ha sido tan empleado en la literatura política y social de México que francamente es difícil removerlo de alguna valoración o reflexión referente a alguno de los sectores de trabajo o vida de nuestro país. Los mexicanos sabemos que vivimos en crisis permanente (no únicamente la económica) por lo que no nos preocupamos demasiado por los acontecimientos internacionales y volvemos a nuestra tarea diaria de supervivencia.

Diversas entradas que he publicado en este blog son efectivamente (lo reconozco) peroratas en contra del actual panorama artístico y cultural de Monterrey y México. A pesar de los esfuerzos, los que dedicamos a este sector nuestro trabajo y energía, constantemente sentimos el peso de una loza invisible que daría problemas al propio Atlas. Esta entrada es el resultado de mi lectura de dos artículos sumamente interesantes de Miguel Ángel Porrua y Ernesto Piedras. Ambos artículos evitan el discurso fatalista pero llegan al punto neurálgico de la crisis cultural de nuestro país.

Es interesante saber que en México, el sector cultural aporta al PIB un porcentaje anual que oscila entre el 4.8% y 6.7% anual, dependiendo de la fuente. Un porcentaje mayor de este número total es aportado por la economía formal y un porcentaje menor al 1% (de cualquier forma considerable) representa la aportación de la economía informal. Según Porrua, la UNESCO recomienda que al menos el 1% del presupuesto anual de cualquier país sea destinado a la cultura. México, por supuesto, hace caso omiso de dicha recomendación. ¿El porcentaje anual del presupuesto destinado a la cultura en México? De un .3% a un .07% dependiendo de la administración generosa. Una vez más vemos la disparidad de la retribución frente a la captación de recursos por parte de este sector.

Seguramente podemos nombrar diversas posibles razones con respecto a estos números fatídicos. Hay una, sin embargo, que me vuelve una y otra vez; En México la cultura sigue siendo vista como un entretenimiento de segunda línea. La clase política mexicana, modelo de preparación, se obstina en ignorar que la cultura es la sublimación/manifestación del conocimiento individual y colectivo del ser humano. No se puede ser humano y sin cultura, esto queda muy claro en países como Argentina, Brasil, Chile y Colombia, por nombrar a aquellos representativos de Latinoamérica. En México, a pesar de la riqueza de las manifestaciones artísticas de nuestra cultura nos obstinamos en ignorar su importancia y seriedad como otro componente de la educación y del desarrollo. Mientras un sector importante de nuestros políticos apuesten más a su propio enriquecimiento, mientras nuestro sector educativo siga sitiado por un sindicato carente de principios y de un genuino interés por enseñar (y por ende contar la preparación indispensable para ello), mientras en México apostemos por los casinos y el dinero fácil, la cultura seguirá siendo marginal en las agendas menester de unos cuantos, exclusiva de ciertas clases preparadas y no accesible (como debería ser) a toda la población.

La actitud política-nacional con respecto a la cultura ya he tenido la oportunidad de vivirla en carne propia; En su momento la FUNED (no muy sensible a los tiempos y necesidades actuales) rechazó apoyarme con una beca para estudiar mi Maestría en Gestión Cultural ya que únicamente se apoya a aquellos que deseen estudiar arquitectura, economía, ingeniería, derecho, políticas públicas, etc. Para nuestro país de tecnócratas es inconcebible que alguien dedique su tiempo a estudiar gestión y políticas culturales, no importa que las estadísticas indiquen que este sector sea más productivo para México que otros que están saturados.

En su artículo sobre las “Industrias Culturales de México” Ernesto Piedras cita a Paul Tolilá quien dice que si se desea considerar a las industrias culturales con seriedad es necesario que éstas tengan un lugar al lado de otras preocupaciones públicas de la agenda nacional. No hace falta ser oráculo para llegar a la conclusión de Piedras con respecto a la necesidad de una adecuada planeación de políticas culturales. En efecto; si bien el sector cultural ha crecido también ha crecido la economía sombra, la cual se ha duplicado en los últimos años, de ahí la necesidad de trabajar en un marco jurídico claro que garantice la transparencia y facilidad de operación de dicho sector. La información estadística cultural brilla prácticamente por su ausencia en México, en contraste con otros países de Latinoamérica y sin contar a Europa que está a años luz en este respecto.

El reciente intento en Nuevo León para comenzar a facilitar la captación de recursos en este sector es una respuesta a la necesidad de atención urgente que demanda y que hasta ahora ha sido ignorada. Ya les compartiré en una próxima entrada la naturaleza de esta propuesta.

Comentarios

Kyra ha dicho que…
Es una lastima lo que sucede en nuestro pais. Como comentas, la cultura esta en un segundo "o tercer termino".

Saludos

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