OSUANL 2010; Algunas notas sobre la segunda temporada

La segunda temporada de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León logró una buena cohesión artística y musical que da relieve a la labor de Jesús Medina como nuevo director artístico del ensamble. Cada vez más ha quedado justificado el cambio de director que aconteció en el ensamble a comienzos de este año.

Medina ha apartado la orquesta del territorio centroeuropeo para plantear una propuesta latinoamericana que no deja de lado al gran repertorio pero lo ubica más con el siglo XX y con una programación fresca e ingeniosa.

La predominancia en los conciertos de la segunda temporada ha sido del repertorio iberoamericano con obras de 8 compositores, 7 eslavos, 7 germánicos y 4 italianos. También se puede destacar la presencia de 2 compositores nórdicos y 2 norteamericanos.

De entre los conciertos ofrecidos me gustaría compartirte algunos momentos que considero relevantes;

- mayo 27, concierto para violín y orquesta #2 de Wienawski. Ricardo H. Gómez al violín y la OSUANL bajo la batuta de Wolfgang Czeipek. Ricardo Gómez demostró el crecimiento que ha tenido como solista en su joven carrera. Posee una técnica depurada y un timbre lírico al cual le queda al dedillo la música más elegante como fue el movimiento lento de este concierto. El final mostró su carisma en los pasajes más virtuosos los cuales fueron interpretados con más musicalidad que un arrojo exacerbado y eso le hizo bien a la música poco interpretada de Wienawski. La dirección centroeuropea de Cziopek mostró sensibilidad como acompañante y desplegó una lectura expansiva, netamente austriaca, de la obertura Leonora #3.

- Junio 10, concierto para clarinete y orquesta de cámara de Pipkov. Vangel Tangarov al clarinete y la OSUANL bajo la batuta de Gyudi Sandor. Emotivo regreso de Tangarov después de varios años de ausencia en la OSUANL. Lo podemos recordar como el ejemplar clarinete principal del ensamble en los mejores años de Carrasco al frente de este. Vangel mostró esta técnica excepcional al servicio de una idea musical. Mejor exponente del concierto del búlgaro Pipkov no pudimos tener. La obra posee un lenguaje de siglo XX de gran cuidado sonoro y efectos conseguidos aunque careció de una cierta memorabilidad melódica. Tangarov atacó la tesitura alta exigente con gran aplomo.

- Junio 17, concierto para órgano y orquesta de Francis Poulenc, Sinfonía #3 de Jean Sibelius, Roman Perucki al órgano y la OSUANL bajo la batuta de Rodrigo Macías . Uno de los mejores conciertos de la temporada. Fue una grata sorpresa el trabajo desplegado por el joven director mexicano. El concierto para órgano de Poulenc fue favorecido por una notable lectura de Perucki en la cual se hechó de menos una mayor contundencia del volumen del instrumento. Sin embargo las figuraciones, pasajes en estilo de tocata y la majestuosidad del juego de pedales compensaron algunos momentos en los que el registro medio se perdió en la masa orquestal. La dirección de Macías fue teatral y firme de pulso. Sin embargo el gran momento de la noche fue la excepcional lectura de la sinfonía #3 de Sibelius. Pocas veces hemos escuchado tal majestuosidad en los alientos y metales de la OSUANL. La música de Sibelius tiene un balance importante en estos instrumentos y el ensamble se escuchó como una orquesta compenetrada tiempo atrás en el estilo de este vigoroso nórdico. Fue sobresaliente el primer movimiento pastoral de sonoridades férreas pero delicadas. Sorprendente los trinos logrados por los cornos en el movimiento final que logró una fuerza acumuladora. El movimiento lento mostró un lucimiento excepcional de la sección de maderas del ensamble. Macías es un director al que me gustaría volver a escuchar.

- Julio 8, concierto para piano y orquesta #17 de Mozart, Danzas Fantásticas de Joaquín Turina. Gustavo Rivero Webber al piano y la OSUANL bajo la batuta de José Manuel Rodilla. Como adivinando la victoria de España en la copa del mundo, este concierto alcanzó altos grados de calidad musical. Es una pena la escasa asistencia del público debido a una tormenta que cayó sobre Monterrey pocos días después de la tormenta tropical Alex y que afectó considerablemente a la ciudad y su infraestructura. Finalmente regresó la música en el gran estilo y el toque diáfano de Rivero Webber quien indudablemente ha mostrado una nueva madurez como artista. Su compenetración con el estilo mozartiano fue de nota y la dirección de Rodilla fue tradicional y expansiva pero nunca opacando la belleza y ductilidad de la escritura mozartiana. Hay que comendar el gran trabajo de los alientos en el andante y el juego entre piano y orquesta del allegretto final. En este Rivero Webber mostró un virtuosismo al servicio de la música, nunca abandonando la sobriedad y elegancia. En la segunda parte Rodilla se mostró como un maestro del repertorio de su país. La suite #1 del sombrero de tres picos transformó a la OSUANL en un ensamble mediterráneo e ibérico. Tiempos bien trazados y emotivos, plenos de sabor andaluz. El juego de las maderas ejemplar. Pero el momento cumbre de la segunda mitad fueron las danzas fantásticas de Turina, una de las mejores obras de este autor que merecería mayor reconocimiento en México. Disfrutamos ampliamente del temperamento sevillano de la farruca final y en el movimiento vasco una generosa expresividad de la sección de cuerdas apuntaladas en el clímax por los metales. La orquestación brillante resonó con temple con la OSUANL.

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