Noche de Walpurgis y Brahms con Oppitz y Hager

Después de semanas de indiferencia con mi blog(provocada por el exceso de trabajo en otros menesteres), algo que lamento dado que ahora tengo un compromiso con mis lectores, estoy de regreso con la primera de una columna o espacio que estaré publicando semanalmente aquí. “El rincón de Orfeo” es el nombre de este espacio en el cual estaré escribiendo brevemente sobre algunos conciertos, temas culturales y musicales diversos y mi recomendación discográfica de la semana. Agradezco la paciencia y espero que este lapso no haya desmotivado la visita a este espacio de comunicación. El Rincón de Orfeo (4 a 9 de mayo 2008) Estoy muy contento de inaugurar esta columna semanal en la que pretendo presentar ideas, reflexiones, pequeñas críticas y recomendaciones para el lector impaciente y siempre en constante pleito con cronos, el tiempo. Esto no significa que no seguiré con mis exégesis operísticas (hay varios eventos en Barcelona a la vuelta) pero me parece que “El Rincón de Orfeo” proporcionará información de forma clara y pragmática (aunque el pragmatismo no sea una característica buscada ni apreciada de mi sistema de creencias). Noche de Walpurgis de Mendelssohn con la OSV (15/03/08) Concedo que es difícil escribir sobre un ensamble en el que trabajo y realizo mis prácticas de maestría en Gestión Cultural. Dadas las relaciones de trabajo y cariño que he cultivado con el personal y con mi jefe directo que es Jorge Bernárdez, gerente de la orquesta, sugiero tomar con una dosis de sal mi apreciación. La Noche de Walpurgis es una cantata verdaderamente efectiva que muestra al Mendelssohn más atrevido. El lenguaje es lo que esperamos de este autor pero la expresión es mucho más fogosa que en otras obras de este clásico-romántico. Un clasicismo llevado a su extremo máximo. De entre los solistas sobresalió el jóven bajo José Antonio López un artista de gran presencia, expresivo, de voz oscura y dúctil, un posible Wotan futuro. La mezzo Francisca Beaumont cumplió sólidamente con su breve intervención. Desafortunadamente el tenor David Alegret apenas cumplió con una voz lírico-ligera de escaso volumen y un alemán titubeante. Al frente de la OSV Víctor Pablo Pérez mostró una batuta clara, impetuosa pero a la vez elegante. Su visión de la obra estaba en armonía con las formas clásicas del compositor hasta llegar a la conclusión final triunfal. El coro madrigal estuvo a la altura con un trabajo que careció el máximo grado de limpieza y sonido homogéneo pero compensó con la expresividad atenta y sonido terso, sobretodo en la sección de sopranos. Destacó la dicción del alemán. Brahms y Dvorak con Gerhard Oppitz, Leopold Hager y la OBC (15/03/08) Entre las tonterías más grandes que he leído en los últimos meses está la nota escueta que el crítico de música de “La Vanguardia” Jorge de Persia, escribió con respecto al concierto de la OSNBC el 15 de marzo de 2008. En dicha nota de Persia se mostró ignorante de la tradición alemana de interpretación. Tradición es lo que escuchamos en esta ocasión con una versión magistral del 1er concierto para piano de Johannes Brahms con Gerhard Oppitz al piano y Leopold Hager dirigiendo la orquesta más insigne de Catalunya. Oppitz construyó una versión sólida de sonido amplio y germánico, técnica irreprochable y un estudio profundo de la música sin sorpresas espontáneas fuera de lugar. La solidez a veces es pariente de lo poco inspirado pero este no fue el caso. Quehacer musical memorable gracias a la batuta expansiva y cuidada de Leopold Hager. Hay que destacar el movimiento lento del concierto pleno de poesía y el final que gradualmente acumuló un poderío natural sin espavientos. En la segunda parte del programa Leopold Hager se mostró como uno de los grandes decanos de su generación al deleitarnos con una magistral 6ª sinfonía de Antonin Dvorak. Si en la primera parte surgió la escolástica en la segunda el ímpetu y espontaneidad dominaron el quehacer musical. Hager consolidó una lectura viva y encantadora. Pocas veces está orquesta ha sonado con mayor belleza. Los trazos precisos y rápidos de la batuta de Hager contagiaron a unas cuerdas fulgurantes y una sección de metales que cada vez suena mejor. El resultado fue una noche memorable que culminó en un movimiento final arrebatador y que llevó a una ovación merecida de parte del público (y que pareció escuchar eco en los músicos) Hager regresó 5 veces a recibir el afecto. Lástima que de Persia haya pasado por alto este detalle. Falla y Ravel con la OSV (29/03/08) Al frente de su titular David Geménez Carreras la Simfonica del Vallés presentó un programa hispano hasta los huesos. La primera parte nos presentó el intermezzo de la ópera Goyescas de Granados, versión de pasión ibérica subyacente. La Noche en los jardines de España de Falla fue demasiado preciosista en los dedos del pianista luxemburgués Francesco Tristano Schlimé. La obra careció del arrebato y expresividad necesaria en el piano y la batuta. La segunda parte nos regaló una versión poderosa y segura, aunque no genial, del Capricho Español de Rimsky-Korsakov. El solo de Mirella Lico al violín poseyó pasión mediterránea italianizada, no muy gitano. David Giménez Carreras siempre resulta ser un director más seguro que inspirado y esto no fue la excepción en el Bolero de Ravel, el cual fue interpretado con seguridad y algunos traspiés de los alientos y metales. El tiempo elegido por Giménez Carreras fue expansivo y si bien se mantuvo firme hasta el clímax el resultado no me convenció. El público, sin embargo, aplaudió en éxtasis. El encore fue uno de los movimientos de La Arlessienne de Bizet. Bonita interpretación. Me sorprende que el público español no conozca las obras de su terruño; el aplauso entre los movimientos de la Noche en los jardines de España es inadmisible. Haydn y Sibelius con Hannu Lintu y la OBC (19/04/08) ¡Vaya concierto el que presentó la OSNBC con el finlandés Hannu Lintu en el podio! La orquesta sonó mejor que nunca con una batuta poderosa y enérgica. Quien ose decir que los finlandeses son inexpresivos deben de retractarse, por lo menos en el campo musical. En la primera parte pudimos escuchar una excepcional Sinfonía #87 de Haydn. Lucidez de interpretación sin exageración romántica, pulso vital, ingredientes que en repertorio clásico no pueden fallar. Es delicioso escuchar un Haydn bien interpretado por su insaciable inspiración, el humor que despide su música y la majestuosidad clásica de la arquitectura. Uno sigue descubriendo obras excepcionales en esas 104 joyas que compuso. La segunda parte fue ocupada en su totalidad por la Suite Lemminkainen; un ciclo de poemas sinfónicos que en nada están relacionados con el término suite. La epopeya narrativa del heroe finlandés es tratada por Sibelius por una paleta amplia de colores, temperamentos y temas. De los parajes místicos y atmosféricos del Cisne de Tuonela, hasta la ampulosa y popular conclusión del “Regreso de Lemminkainen”. El poderío épico de “Lemminkainen en Tuonela” con esas cuerdas bajas irrefrenables fue uno de los momentos mas impresionantes de la noche. Lintu resultó ser un guía excepcional por este mundo heroico. Su batuta desencadenó un poder y amplitud que pocas veces se puede escuchar con esta orquesta. Su derroche enérgico fue notable. La espigada figura de Lintu y su batuta angulada y nerviosa a veces me recordaba en sus gestos al “Grinch” de los cuentos para niños. Pero el quehacer musical y la respuesta de la orquesta compensaban con algún ademán caprichoso del director. Ovación final del público y una clara satisfacción de parte de los músicos. Sibelius interpretado en todo su esplendor.

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